Si por un instante detuviéramos las prisas, consecuciones, búsquedas errantes de pseudo felicidades. Si sólo por un intenso y profundo instante lográramos conectar con la esencia que nos anima, que lo anima Todo, qué maravilla de descubrimiento comprobar el Derroche de Luz Solar que nos inunda, el verde del campo, el susurro del bosque en las alturas montañesas, el trino armónico de las aves coloreando de matices el aire, la brisa que acaricia el mar de trigo de las mesetas, el rizo simpático de las crestas alegres de las olas al llegar felices a su destino playero. Contemplar con embeleso al terminar del día, el atenuarse de los tonos pastel del horizonte recortando las distancias de los valles y las cimas rocosas que descaradas nos saludan con una inclinación de sombras cómplices con la luna a punto de hacer su desfile ante el mirador privilegiado de la Tierra que la atrae incesantemente.
Qué Derroche de bondades, traducción generosísima de la inteligencia natural del Cosmos, nuestro hogar sin limites ni barreras, libre para moldearlo cual juego infantil instigador de la imaginación.
El afecto por lo creado, por el regalo de un presente sin parangón, información al alcance de todos, avances técnicos con capacidades de extensión mundial. El Cariño de los familiares más aventajados en la experiencia, deseosos de pasar el testigo de sus tesoros encontrados a lo largo de la Vida. Cuánta magia llena de amor y consuelo, qué derroche de recursos, de medios para repartirlos allá donde sea menester.
Qué Derroche de Humanidad, tantos millones de personas habitando este pequeño planeta azul, nave celeste surcando el infinito, en la Paz interior de saberse gobernada por la mente universal de la que todos también formamos parte. Cuánta confianza depositada en el Ser humano. Dios mío...
Qué Derroche de bondades, traducción generosísima de la inteligencia natural del Cosmos, nuestro hogar sin limites ni barreras, libre para moldearlo cual juego infantil instigador de la imaginación.
El afecto por lo creado, por el regalo de un presente sin parangón, información al alcance de todos, avances técnicos con capacidades de extensión mundial. El Cariño de los familiares más aventajados en la experiencia, deseosos de pasar el testigo de sus tesoros encontrados a lo largo de la Vida. Cuánta magia llena de amor y consuelo, qué derroche de recursos, de medios para repartirlos allá donde sea menester.
Qué Derroche de Humanidad, tantos millones de personas habitando este pequeño planeta azul, nave celeste surcando el infinito, en la Paz interior de saberse gobernada por la mente universal de la que todos también formamos parte. Cuánta confianza depositada en el Ser humano. Dios mío...
¡¡ QUÉ DERROCHE!!
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