Vuelvo al camino y me he tropezado con tu mirada, grande, abierta y viva. No sé tu nombre, edad, ni procedencia y tengo ya tanto que agradecerte. Esos dos luceros negros, profundos, plagados de interrogantes y anhelos me han provocado la marcha. La marcha hacia adelante pero con decisión de marcar bien el ritmo y el destino, no la de tocata y fuga hacia ninguna parte a toda mecha.
Has tenido que sufrir todas tus perdidas de un golpe terrible y demoledor para que yo reaccionara, debo pedirte perdón, pues tú ya existías antes que nada. Eras como todos los demás un alma errante, que valiente un día descendió al paraíso prometido y se encontró que estaba en obras, chapuzas mas bien.
Somos un poco desastrosos y muy descuidados con el Amor al prójimo, va a ser que tampoco nos queremos bien a nosotros mismos, si no esto no puede entenderse. ¿Quién nos dará la luz cuando oscurezca fuera y tengamos el alma apagada en las entrañas?. Cómo puede ser que, sólo pensando en ti, renuevo fuerzas para replantearme mi vida.
Has tenido que sufrir todas tus perdidas de un golpe terrible y demoledor para que yo reaccionara, debo pedirte perdón, pues tú ya existías antes que nada. Eras como todos los demás un alma errante, que valiente un día descendió al paraíso prometido y se encontró que estaba en obras, chapuzas mas bien.
Somos un poco desastrosos y muy descuidados con el Amor al prójimo, va a ser que tampoco nos queremos bien a nosotros mismos, si no esto no puede entenderse. ¿Quién nos dará la luz cuando oscurezca fuera y tengamos el alma apagada en las entrañas?. Cómo puede ser que, sólo pensando en ti, renuevo fuerzas para replantearme mi vida.