En singulares ocasiones el ser humano se siente preñado de silencio,
tal vez se debería utilizar el plural,
pues el silencio no es el mismo todo el tiempo. Existen los silencios de Paz,
en los que reina una sensación tan placentera, que nada de lo que ocurre afuera
te perturba, una paz indestructible; es
tan poderosa que te aporta la facultad de comprenderlo todo, ves el mundo desde
un prisma paradójico, estas en él, pero al mismo tiempo las emociones son de un
rango más elevado, estás a salvo. En esos días suele coincidir que el cielo
está muy limpio, el aire trae aromas del bosque cercano, las nubes apenas
navegan, si acaso, se mecen, los sonidos del mundo susurran un canto tan dulce
y liviano que te da la impresión de tener alas, no tocas el suelo, sólo, eres.
Pero, no acaba ahí la cosa, también suceden más sutilidades, estando
en esas se te abren compuertas internas, “sin queriendo”; por momentos te
desdoblas y viajas a espacios no sujetos a tiempos ni límites físicos. Te
encuentras con seres que no es necesario ver y, sin embargo, percibes
muy cercanos, tan reales; te explican cosas que hasta entonces podían haber
formado parte de tus dudas existenciales, el universo, el espíritu…, de repente
por ese instante de conexión, se hace una luz en tu interior dejando una huella profunda, has comprendido, pasa
a formar parte de tu nido interior, el universo y tú os pertenecéis mutuamente.
Parece que te aíslas y alejas del mundo, sin embargo, también te fundes en él con tal viveza que te sientes Uno con el Todo, es mucho
más que explicarlo, es sentir que no existe otra forma posible de vivirse,
simplemente el espíritu se hace cargo de ti. Lo más curioso es que estos
encuentros con los planos más sutiles, se suelen dar, justo después de una
crisis de sanación, esas que te rompen moldes, te hacen llorar de
desesperación, como cuando los bebés están pasados de vueltas, sueño y hambre.
Gracias al cielo, siempre llega una voz amiga al rescate, más amiga de
lo que se imagina, seres angelicales que te intuyen, incluso te esperan prestos
para la tarea, nada puede impedirles realizar su compromiso con el orden. El
conjunto del acontecimiento es encantador, tierno y entrañable.
Luego hay que sacar todo esto a la luz, al aquí y ahora entre
mortales, para poder comprender el funcionamiento nuevo que nos llega de lejos
y que nos resuena en el pecho, es lo que
toca, una nueva forma de convivir entre seres humanos. Ya no nos basta el
código antiguo, se nos ha quedado corto. Se nos impone ampliar Consciencia, palabra
tan grande y profunda que abarcará de ahora
en adelante nuestro sentido de existir.
Comprender y aceptar lo que es la consciencia, lo que nos trae y gracias al
divino orden, también lo que se lleva.
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