“NO HAY CAMINO PARA LA PAZ, LA PAZ ES EL CAMINO”.

Mahatma Gandhi
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lunes, 9 de febrero de 2009

VIVIR EN EL OJO DE LA TORMENTA

La veo formarse a mi alrededor, vientos que danzan alegres al comienzo, poco a poco y, a veces, repentinamente se tornan veloces y apasionados en una danza arrebatada de fuerzas contrapuestas. El espacio se vuelve gris perla, las células de mi ser más material parecen acompasarse con los ritmos externos, nos estamos preparando para el desenlace, todos lo esperamos y aquí está, en forma de luz rasgadora de espacios infinitos, luego, ese estruendo mágico que despierta las memorias más profundas del universo.

Vivo en el ojo de la tormenta, todo pasa en mi entorno, lo presiento, lo veo y lo gozo como el mayor espectáculo que la naturaleza puede regalarme. Cada pareja de truenos y relámpagos, despiertan en mí con quirúrgica habilidad la revelación justa, en el asunto presente y aclamante de mi evolución. Las nubes me hablan de espacios colmados de invisibles posibilidades. El aguacero limpia mi limitada comprensión humana, facilitándome un camino que me empeño en reconstruir con los restos de los guijarros arrastrados por el torrente.

Pero en la calma del centro de la tormenta, aun envuelta en el supuesto caos que todo esto conlleva, me siento extrañamente a gusto, segura, confortable. Alguna sabiduría transferida por el evento llega implícita en todos sus ingredientes. El frío, el viento, el granizo, todos los ruidos de la convulsión renaciente del cielo y de la tierra me aportan unas fuerzas recargadas. Quiero y puedo seguir, creyendo, queriendo, sintiendo y aspirando a mejorar. Sé que es así, algo me lo siembra muy profundo en el alma de niña que quiero seguir siendo. Es una pequeña semilla que mi jardinero fiel cuida con mucho Amor.

¡¡ES LA LUZ QUE GERMINA DESPUÉS DE LA TORMENTA!!

2 comentarios:

Nina Maguid dijo...

Cuánta memoria celular nos avivan las tormentas, el grito liberador del trueno, la limpieza fecunda después de la lluvia. Y el ojo de profunda paz.
Qué bien lo describes y qué privilegio tenéis de convivir con ellas en las alturas. La próxima vez que vea tormenta en Cantabria os recordaré en un abrazo.
Y ahora en otro!

ARMONIA INDIGO dijo...

Ay!, las tormentas que tanto remueven.
El lugar es un privilegio añadido, es justo reconocerlo. Los espacios están abiertos a las Almas que se atreven a surcarlos. Todos somos viajeros y como tales es precioso saber que tenemos amplias posibilidades de encontrarnos en el camino. Gracias por saborear los hilos que se desprenden de nuestras almas. Es una alegría comprobar que estás tras ese recodo simpático del sendero.

Un abrazo del Alma Índigo.